top of page
Ana Sofía M.

Cartas #6 desde el Perú: Seis cosas que he aprendido de este viaje sola

Hoy se cumplen 40/60 días en el Perú. Viajar sola me ha cambiado y enseñado mucho. Me ha permitido ver lugares que siempre soñé pero también ha sido un viaje hacia dentro, hacia mi propia compañía, mis miedos y mi capacidad de adaptación. 


Hay muchas cosas que he aprendido pero que hay 6 que he tenido muy presente en estos días y hoy quiero escribir sobre ellas. 


1. Viajar combina lo mejor y lo peor de ser adulta.

Amo la libertad de poder decidir lo que quiero hacer cada día. Si quiero puedo desayunar helado, planear fines de semana subiendo montañas o visitar lugares que siempre había querido pero, junto a esa libertad, también viene una responsabilidad que no me gusta. Cuando las cosas no salen bien, no hay nadie más que yo para resolverlo. Si algo sale mal con una reserva o tengo que solucionar una urgencia, soy yo la que tiene que hacerlo. Esa realidad pesa, no tengo con quien dividir ese equipaje. Todo mundo lo hace, ya sé, pero no quiere decir que sea bonito.


2. La soledad es difícil.

No siempre la siento, pero cuando me visita, duele. 

Convertir la soledad en solitud, que es ese momento donde disfrutas de tu propia compañía, toma tiempo. Incluso varios días al inicio de un viaje. 

Hay días donde logró saborear la libertad de ir a mi ritmo, hacer lo que quiero, comer lo que se me antoje, pero no voy a mentir, siempre es más bonito compartir la mesa con alguien o tener una conversación genuina en lugar de hablar solo para hacer una transacción cuando compras algo. Es hermoso pasar tiempo contigo pero no me quiero poner a romantizar la soledad porque sí pesa.

Ese peso también ha hecho que aprenda a disfrutar de los momentos donde me siento más acompañada.


3. Quedarse por temporadas largas es la mejor decisión.

Vivir como local ha hecho que todo se sienta mucho más real, más mío. Viajar lento me ha regalado conexiones más profundas, aunque eso también signifique cruzarme con menos personas.


Viajar mientras trabajo tiene su propio ritmo. No siempre tengo el día libre para pasear o descansar. A veces paso horas frente a la computadora, soñando con tener más tiempo para explorar. Pero también, al quedarme tanto tiempo en un lugar, me doy cuenta de que empiezo a internet mantener mis rutinas. No ha sido tan sencillo pero ahí me doy cuenta de que empiezo a habitar estos espacios como si fueran mi hogar, aunque sea por un ratito. Creo que esa es la clave: convertir cada lugar, por muy temporal que sea, en un espacio que se sienta mío.



4. Cumplir un sueño es un sentimiento indescriptible.

Es mágico saber que "no hay lugar demasiado lejano al que no me pueda llevar". Me necesito a mí para cumplir mis sueños. Aunque compartirlo con alguien más sería hermoso, no dependo de eso.

Hace un par de días, en el desayunando en mi hostal, conocí a una señora de Islandia que viajaba sola. Me contó que está casada, tiene 5 hijos y 8 nietos. Viaja sola porque dice que a su esposo no le gusta. Su familia tampoco entiende porque tenía tantas ganas de viajar por Sudamerica pero que por los menos disfrutan las fotos que manda. Me encantó cómo me contó su historia. Me sentí muy identificada.

Me acuerdo de las caras de ciertas personas cuando les decía que me iba 60 días a otro país. Se alegraban por mí pero yo veía en sus expresiones que nada les hacía sentido de mi decisión.


5. Decir “no” es una práctica constante.

Me he dado cuenta que cuando estoy rodeada de personas, quiero hacer lo mismo que ellas. No quiero perderme de nada y también quiero quedar bien y a veces termino sacrificando un poco de lo que yo necesito. He dejado de escribir por ir a cenar o he dicho que sí a planes que otros quieren. Me encanta estar rodeada de energía, conocer personas, probar cosas nuevas pero también tengo que recordarme que si no le doy tiempo a lo que necesito, nadie lo hará por mí. Eso a veces significa decir “no” a ciertas cosas.


6. Tomar decisiones con miedo es lo único que me mueve.

Eso de escuchar a la intuición, me cuesta trabajo. Todo me da nervio y el miedo siempre está presente. Así que descubrí que lo único que me funciona es obligarme para comprometerme. Hago la reservación, compro el boleto de avión, me lanzo sin dejar espacio para arrepentirme. Si esperara al momento perfecto donde todo se siente seguro, probablemente nunca me animaría a hacer nada. Así que si estás leyendo esto y te sientes igual, está es tu señal. Haz algo que te comprometa y ya no haya vuelta atrás (aunque siempre la haya). Porque si seguimos esperando ese momento donde todo esté perfectamente seguro y planeado, nos vamos a quedar esperando por años.


Sabía que iba a conocerme mejor pero viajar sola me ha enseñado mucho más de lo que esperaba. Me ha dado la oportunidad de darme cuenta de que soy mucho más valiente de lo que pensaba pero también a ser más paciente

conmigo misma. No es fácil. Tal vez no sea para todo el mundo. Para mí era exactamente lo que necesitaba.

Estos últimos días han sido complicados, quien está en mi canal de difusión ya se enteró de la tragedia de mi compu que es lo más contraproducente que te puede pasar cuando viajas y trabajas. Así que está carta me ayudó a recordar que soy mucho más resiliente de lo que creo y que al final, todo se acomoda.


Y si leyeron la carta anterior ya lo saben, pero ahora más que nunca siento qué hay algo más grande que me acompaña porque no me explico cómo en las situaciones menos ideales, se me aparecen personas que me salvan la vida.

Con amor,









31 visualizaciones

Comments


bottom of page