Me estoy llenando de preguntas para las que no tengo respuestas.
He dormido poco. Ando nerviosa y mi cabeza no para de darle vueltas a los mismos asuntos, pero ya sé que así soy y no me juzgo. Ya sé que tiene que ver con mis miedos y con mi necesidad de sentirme segura ante la incertidumbre. Creo que ya lo he mencionado varias veces, pero se acerca un viaje que se siente gigante. Para ciertas personas podrá ser cualquier cosa, pero para mí se siente como lo más valiente que he hecho.
Pronto compartiré más detalles sobre a dónde voy. De hecho, voy a estar haciendo toda una serie especial de escritos de ese viaje porque me voy por lo que se siente como mucho tiempo, completamente sola, a un lugar con el que llevo años soñando.
Si les interesa leer esa serie que voy a armar cuando me vaya, suscríbanse aquí para que les llegue una notificación a sus mails cada vez que escriba algo. Porque ahora sí me voy a poner honesta y vulnerable, no voy a tener de otra.
Como ando con tantas preguntas, me he dado cuenta de que recaigo mucho en las rutinas. Me ha dado paz saber qué haré al despertar y antes de dormir. Ver mi calendario bien dividido me está conteniendo.
Ahora, sé que en unas semanas eso va a cambiar, y que la rutina no será mi constante. Tampoco puedo planearla mucho porque no sé cómo se verán mis días, el espacio en el que habite, las personas que me rodeen o lo que sea que haré.
Pero más que seguirme desahogando sobre los nervios que traigo cargando, tengo ganas de escupir todas las preguntas que me he hecho últimamente a las que NO tengo respuesta (por lo menos por ahora).
¿Por qué me pongo en situaciones que me causan tantos nervios?
¿Qué se hace cuando el mundo se está desmoronando? ¿Cómo sigues con tu vida y a la vez intentas hacer algo? ¿Podemos hacer algo? ¿Quién REALMENTE puede y por qué no lo están haciendo?
¿Me estoy quedando en mi zona de confort o estoy exactamente donde tengo que estar?
Si me fuera a vivir a la playa, ¿sería la más feliz o me moriría del aburrimiento y tendría que cambiar de carrera?
¿Por qué siento que cada vez me alcanzan menos los días para todo lo que quiero hacer?
¿Qué voy a estar haciendo en 5 años?
¿Cómo dejo de tragarme el cuento de que "soy" lo que "hago"?
¿Algún día voy a dejar de sentir que se me acaba la vida para todo lo que quiero hacer?
¿Cuándo lograré nadar con ballenas jorobadas? ¿En qué lugar del mundo voy a terminar para hacerlo?
¿Cuándo se me acabará la rachita de apatía que traigo?
¿Realmente soy buena en lo que hago o podría ser mejor?
¿Volveré a irme a vivir a alguna ciudad fuera de México?
¿En qué momento le debemos responsabilidad afectiva a otra persona?
¿Por qué todo me desespera y me irrita tan fácil? ¿Cómo me quito lo impaciente?
¿Por qué hay gente que amo tanto, que tienen todo lo que se podría necesitar para ser un poquito más felices y aún así deciden hacer su existencia miserable?
¿Por qué cuesta tanto pedir ayuda y aprender a recibir? ¿Cómo se re-aprende eso?
¿Me adelanté? ¿Voy tarde? ¿Estoy justo a tiempo?
Si ustedes se han hecho preguntas similares, quiero que sepan que me da paz saber que no ando sola en esta rueda de la fortuna mental en la que me estoy mareando sola. Si tienen respuestas a mis preguntas, no sé si quiero que me las compartan jajaja Por ahora solo quiero estar tranquila sabiendo que no tengo que encontrar esas respuestas y que tampoco las estoy pidiendo. Es mera fuga de mi cerebro no un rompecabezas que en este momento necesito resolver.
Gracias por leerme. Aquí están las Polaroids con Escritos anteriores.
Con amor,
Ana Sofía
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